La leyenda del Cadejo en Panamá

Cuenta la leyenda que en las noches más oscuras, a la medianoche, de las tantas criaturas legendarias que llenan la pequeña nación de Panamá aparece una criatura sobrenatural y espeluznante que vaga en medio de la oscuridad. Según los transeúntes que lo han visto, se trata de la figura de un perro enorme de color negro, pelaje que se camufla en la oscuridad de las noches; de ojos rojos semejante al fuego que aparece en el infierno y que porta, además, pesadas cadenas (en otras versiones no las lleva). También dicen que el olor fuerte y repugnante que mana este ser es el azufre, mismo que proviene de los volcanes.

En las ciudades y en los pueblos, suele aparecer en las calles con faros de color amarillo cuya iluminación escasa y así poder asustar a la gente.

En cuanto a la interacción con los seres humanos, va siguiendo un perfil en específico y suele acechar a los hombres que son muy mujeriegos, salen de parranda o están muy tomados. Cuando este grupo de desafortunados se encuentra con este can, una vez quedando paralizados del miedo ante aquella bestia de la que hablaban los abuelos, lo que suele pasar es que este ser de las tinieblas los ataca abalanzándose moviéndose de forma demoníaca, de ahí los tumba, los revuelca mientras los muerde hasta dejarlos como santo Cristo y una vez asesinados deja sus cuerpos tirados en el suelo hasta ser encontrados al día siguiente.

También en versiones de la costa norte, siguiendo el mito de que Satán gobierna en el infierno, se dice que el Cadejo puede llegar al extremo de matarla y arrastrar su alma al infierno. O también, según otra versión, puede arrastrarte con todo y cuerpo a ese lugar de tormento.

Sin embargo, a veces cuando todo parece estar perdido, viene un segundo can: es como el perro malo (no en carácter), solo que este es de color blanco, resplandeciente y luminoso como el sol, limpio en todos los sentidos, de pelaje suave y bastante hermoso. Sus ojos son azules, y también despide un olor pero ese aroma se trata de un olor hermoso similar al perfume que parece salir del Cielo o el paraíso.

Cuando llega el perro blanco, notándose la naturaleza pura, entonces el perro diabólico sale huyendo despavorido y le salva la vida a la víctima.


En cuanto al perro blanco, se trata de la contraparte santa y pura del perro diabólico, es decir, este último es benévolo e incapaz de dañar a alguien. También hace aparición en las noches dentro de la nación, caminando por las calles lleno de luz y gloria, que no duda tampoco en aparecer en las calles que están muy iluminadas. Su horario de aparición, en el caso panameño, podría ser a las 8:00 de la noche, sobre todo cuando no hay mucha gente disponible. Por lo general, le sale a cualquier persona: se le aparece a los niños, a los enfermos, a los justos, a los que son llamados a la santidad, tanto a hombres como mujeres, a los escogidos y a los cristianos.

No importa quiénes sean o que hayan hecho, pues su misión siempre es proteger a los transeúntes o la gente que camina por la noche a la cual escolta sana y salva hasta sus hogares. Hasta también suele esperar a que se metan a su casa, y ya dentro se va a cuidar a otra persona.

De Belice a Nicaragua, a estas criaturas que suelen aparecer en las noches atemorizando o cuidando a los ciudadanos panameños se les llama «El Cadejo», que a modo plural es «Los Cadejos». Estos seres espirituales, según la leyenda, aparecen los caminos solitarios en forma de perros o de forma similar a un canino (lobo o perro) y cada uno tiene su distinta función.

Sin embargo, en caso del negro, dentro de la tradición panameña, este no cumple mucho con una función en específico, sino que solo está gustoso de asustar o dañar a la gente. Más el Cadejo Blanco está con la única función nocturna de proteger y guardar a la gente de los peligros.

El origen panameño del Cadejo

Si seguimos esta versión panameña, el primer Cadejo mencionado al principio, el negro, se trata de la aparición del mismísimo diablo, quien está en busca de causar daño o matar a los seres humanos, pero como ser finito e inferior solo se le permite atacar a un cierto grupo categórico de personas, en especial a los que viven una vida inmoral y depravada. Dicho de esta manera, el Cadejo negro es de origen diabólico, antecedente al tiempo pre-adámico.

Por otro lado, enfocándose en el otro, el Cadejo Blanco se trataría de una teofanía moderna o contemporánea (no el Padre ni el Hijo), que en su gracia aparece únicamente en el pueblo panameño. En sí, el Cadejo Blanco vendría siendo de origen puro y divino, cuyo lugar de origen es el Reino Celestial; que aparece en la tierra para defender a los seres humanos y también a los creyentes. Debido a su origen, es un perrito muy fuerte, invencible, inmune al dolor y siempre vencedor, así como también por lo regular va reflejante a la esencia, la paz, la seguridad, la santidad y el amor de Dios. Por esa razón, al igual que en la versión salvadoreña, sería una figura que causa temor al ser humano, pero su intención es completamente positivo.

Así que Panamá no está tan perdida en las noches al contar con protección divina, sin tomar en cuenta las miles de herejías de parte de las religiones. Siendo de un origen superior, estos Cadejos no son fantasmas, o simples criaturas sobrenaturales, sino que son entes espirituales muy distintos a un fantasma, espectro o espíritu. Básicamente van más allá de una simple categoría espiritual o sobrenatural.

Por lo tanto, en Panamá la versión tradicional —alojada en el resto de países centroamericanos– cambiaría un poco: Si bien ambos Cadejos también son rivales, uno le teme al otro y huye con su presencia.

También se le puede aplicar la versión salvadoreña en la que el Cadejo Blanco viene siendo, a parte, el defensor de los creyentes en el cual uno puede recordar que existe una esperanza de vida para la humanidad y/o que este mundo no es todo. Perfecto para poder caminar en la calle de noche, ¿verdad?

Otras historias

Según los ancianos de los pueblos, tal como se mencionó con anterioridad, cada Cadejo despide un olor en particular y por esta razón se puede saber con facilidad cuál de los dos es el que está siguiendo a un individuo. Si algún día estás caminando de noche por las calles de Panamá, puede que sientas o percibas un olor. Si es un olor asqueroso (o repugnante) a azufre, el ser que te está siguiendo es el Cadejo negro. Pero si es un olor fragante, agradable y celestial, no hay de que temer porque es el Cadejo Blanco.

Asimismo, añadiendo la versión nicaragüense, se dice que al Cadejo Blanco no hay que hacerle daño, porque éste se defiende y las consecuencias de provocarlo son fatales, si bien deja que el desdichado siga con vida. Pero si es mujer, solamente se va aunque la sigue de larga distancia asegurándose que llegue sana y salva a su hogar. Por eso mismo, tratándose de un ser divino, al Cadejo Blanco también hay que darle un trato especial y tratarlo bien.

Y si siente la maldad o el endurecimiento de tal persona, entonces no la defenderá y dejará que aquella persona camine sola en la oscuridad, hasta encontrarse en el camino con el Cadejo negro.

Resumen y conclusión

En fin, como se puede ver, la leyenda del Cadejo posiblemente tiene un fuerte vínculo con el cristianismo; la historia en todas sus versiones es el reflejo del amor incondicional de un Ser Supremo que regularmente está pendiente de su creación, quien siempre buscará revertir el mal camino del hombre; así como también Su enemigo busca la destrucción; y así como existe el bien existe también el mal.

Siempre el mundo espiritual ha querido tener una comunión cercana con la humanidad desde los tiempos más remotos, aunque hay otro mundo espiritual habitualmente malvado que intenta destruirla abusando de ella.

Y en tanto, tanto en el mundo físico como en el mundo espiritual siempre existirá la lucha entre el bien y del mal hasta el fin de los tiempos. El bien y el mal están en la lucha.

¿O ustedes que piensan? ¿El Cadejo Blanco, en el caso de Panamá, podría tratarse de una Teofanía moderna? 

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